Cine con niños
Hoy he retomado una antigua tradición que nunca tenía que haber vuelto: ir a una sesión de cine en domingo... a las 5 de la tarde... con niños.
Este fin de semana estrenaban la cuarta película de Jack Sparrow, y aunque mi fé en esta saga se desvaneció con la segunda película, sabía que iría a verla.
Sí, ya sé que podría haberla visto cualquier día de la semana en una sesión nocturna con otros 4 gatos; pero mira, cuando uno tiene una buena amiga, y esta amiga tiene una hija, entonces eso casi te convierte en un padre de alquiler. Y como la cría tiene sus horarios, sucumbimos a la sesión de la tarde.
Creo que mi última catarsis infantil de este calibre fue hace ya unos años con "El rey león". Resultado: un botellín en mi cabeza y mi cuñado asustando a niños de 8 años. Eso fue hace más de 15 años, pero por lo que parece hay tradiciones que nunca se pierden, y los niños siguen siendo un coñazo, como antaño.
Los premilinares de la película presagiaban lo peor: mucha bulla, niños inquietos, muchas chuches y prácticamente un sistema de sonido que caía rendido ante las bestías en miniatura. Una vez empezó la película la cosa no mejoró. Es increible que con lo machacona que es la banda sonora de Hans Zimmer, apenas pudiera oirla. Yo creo que usan niños para testear los sistemas THX y Dolby Sorround, ¡ increíble !
Hubo más factores terribles: las delicadas vejigas infantiles, con constantes viajes al baño... pero, sobre todo, un niño coñón soltando tacos, llamando furcias a las niñas y repartiendo boletos para que alguien le diera un fostión. Yo lo tenía delante, y poco me falto para engancharlo. Al final me contuve.
Tengo 3 sobrinos, sé perfectamente lo coñazo que pueden ser los niños, pero esto ha sobrepasado todas mis espectativas. Nunca había visto engendros tan irrespetuosos, mal hablados y faltones. Son como una jauría de hienas, como si los soltasen en el cine para torturar al resto de los espectadores.
Francamente me cuesta imaginar como deben ser los padres de las criaturas. Porque la culpa no es de los niños, caballero, la culpa es de los padres; una pequeña dosis de carga genética defectuosa y un poco de falta de educación, y ya tenemos a un engendro de metro veinte. Supongo que los bichos, en un futuro, serán seres horribles, envidiosos, irrespetuosos y egoistas, y con sus hijos se perpetuará la especie. Pero espero no estar ya ahí para verlo.
¿ Y la película ? Me reservo mi opinión para otro día, pero diré que es horrible aburrirse con una película de aventuras. Me hago mayor, he visto demasiado cine, y me pregunto como 4 manos pueden escribir un guión así. Supongo que si yo tuviera la oportunidad de hacer una película, acabaría siendo un bodrio; pero al menos, los espectadores podrían cagarse en mí, y no en una cuadrilla de mocosos malcriados.
Este fin de semana estrenaban la cuarta película de Jack Sparrow, y aunque mi fé en esta saga se desvaneció con la segunda película, sabía que iría a verla.
Sí, ya sé que podría haberla visto cualquier día de la semana en una sesión nocturna con otros 4 gatos; pero mira, cuando uno tiene una buena amiga, y esta amiga tiene una hija, entonces eso casi te convierte en un padre de alquiler. Y como la cría tiene sus horarios, sucumbimos a la sesión de la tarde.
Creo que mi última catarsis infantil de este calibre fue hace ya unos años con "El rey león". Resultado: un botellín en mi cabeza y mi cuñado asustando a niños de 8 años. Eso fue hace más de 15 años, pero por lo que parece hay tradiciones que nunca se pierden, y los niños siguen siendo un coñazo, como antaño.
Los premilinares de la película presagiaban lo peor: mucha bulla, niños inquietos, muchas chuches y prácticamente un sistema de sonido que caía rendido ante las bestías en miniatura. Una vez empezó la película la cosa no mejoró. Es increible que con lo machacona que es la banda sonora de Hans Zimmer, apenas pudiera oirla. Yo creo que usan niños para testear los sistemas THX y Dolby Sorround, ¡ increíble !
Hubo más factores terribles: las delicadas vejigas infantiles, con constantes viajes al baño... pero, sobre todo, un niño coñón soltando tacos, llamando furcias a las niñas y repartiendo boletos para que alguien le diera un fostión. Yo lo tenía delante, y poco me falto para engancharlo. Al final me contuve.
Tengo 3 sobrinos, sé perfectamente lo coñazo que pueden ser los niños, pero esto ha sobrepasado todas mis espectativas. Nunca había visto engendros tan irrespetuosos, mal hablados y faltones. Son como una jauría de hienas, como si los soltasen en el cine para torturar al resto de los espectadores.
Francamente me cuesta imaginar como deben ser los padres de las criaturas. Porque la culpa no es de los niños, caballero, la culpa es de los padres; una pequeña dosis de carga genética defectuosa y un poco de falta de educación, y ya tenemos a un engendro de metro veinte. Supongo que los bichos, en un futuro, serán seres horribles, envidiosos, irrespetuosos y egoistas, y con sus hijos se perpetuará la especie. Pero espero no estar ya ahí para verlo.
¿ Y la película ? Me reservo mi opinión para otro día, pero diré que es horrible aburrirse con una película de aventuras. Me hago mayor, he visto demasiado cine, y me pregunto como 4 manos pueden escribir un guión así. Supongo que si yo tuviera la oportunidad de hacer una película, acabaría siendo un bodrio; pero al menos, los espectadores podrían cagarse en mí, y no en una cuadrilla de mocosos malcriados.